Soy vegetariana desde hace casi catorce años y por fin voy a poder compartir con vosotros recetas, trucos y fotos sobre aquellos platos que mejor me salen 🙂
Lo primero que debemos hacer es poner en remojo el trigo sarraceno durante 2 o 4 horas. Aunque podéis usar cualquier tipo de agua, yo os recomiendo el agua filtrada o agua embotellada (la marca Sierra Cazorla es la más equilibrada en minerales y sales) para mejorar su sabor. Usadla también para cocinar cualquier alimento.
Al poner en remojo el grano, no sólo lo activamos orgánicamente sino que la cocción posterior (hacedla con el agua filtrada o embotellada también) durará mucho menos tiempo, aproximadamente la mitad (unos 15 minutos) hasta que se pueda masticar sin notar la dureza de la cáscara. No esperéis a que el grano reviente porque entonces todo el plato parecerá una pasta y no tendrá textura.


- 1,5 tazas pequeñas de trigo sarraceno
- Agua filtrada
- 1/4 de pimiento rojo
- 1/4 de calabacín
- 1/5 de puerro
- 100 ml aprox. de agua de mar
- Una pizca de cúrcuma
- Aceite de oliva
- Cortamos el puerro, el pimiento y el calabacín en juliana o a tacos pequeños y los sofreímos juntos en una sartén anti adherente con un chorrito pequeño de aceite de oliva (no más de una cucharada sopera). Cuando la verdura haya absorbido todo el aceite y empiece a estar pochada, vertemos los 100 ml. de agua de mar. Removemos un poco y reservamos.
- Cuando el trigo esté cocido, lo retiramos del fuego y lo pasamos con un colador por debajo del agua del grifo. Lo suficiente como para enfriarlo un poco y limpiarlo de la gelatina que produce al cocer.
- Lo juntamos todo en la sartén y lo cocinamos con la cúrcuma (al gusto) hasta que todo haya absorbido el agua de mar y esté bien tintado por la especia. Bajamos el fuego al mínimo y dejamos reposar durante dos minutos tapándolo con un papel de periódico o de estraza.
- Lo sacamos del fuego. Servir y… ¡a disfrutar!
- En la cocción podéis añadirle especias como romero o tomillo.