A lo largo del día tenemos más de veintiseis mil pensamientos, muchos de los cuales nos pasan desapercibidos ¿eres capaz de imaginar cómo te sentirías si fueras consciente de cada uno de ellos? sería como si te estuvieran hablando cientos de personas a la vez, todos los días…

¿En qué punto dejamos de ser inconscientes de su presencia?¿Habría alguna forma de representarlo en un gráfico?¿y es siempre así cada día o para todo el mundo? Supongo que el ejemplo más cercano es la propia naturaleza. El Universo está constantemente creando y sólo vemos una infima parte (con los ojos claro), a veces sentimos que hay más si nos sentamos a escuchar o imaginar.

Y si podemos imaginarlo, existe ¿y cómo es eso? pues es un poco largo de explicar y no quiero desviarme del propósito de este artículo pero más o menos podría resumirlo en las palabras de Wayne Dyer «todo lo que existe fue previamente imaginado«. Que no lo estemos experimentando depende de la intención que le impregnamos a la visión.

El tema es que, ante la expresión infinita del universo y nuestros pensamientos como semillas creadoras, nuestra mente no deja de «proponer» acciones y emociones. Las primeras construyen (materializan) nuestro entorno físico y las segundas experimentan con él y aprenden. Muchos libros y líneas de pensamiento hablan de ello. El objetivo de nuestra existencia es experimentar la vida. En yoga le ponemos otras palabras o actores, decimos que la conciencia pura (espacio de vacío cuántico donde están todas las posibilidades) vibra al estar constantemente observándose para reconocerse y esa vibración es la creadora de todo. Todos vibramos, en ondas alpha, beta, delta, zheta… La conciencia pura y universal, creadora de todo, proyecta todo lo que ves para poder interactuar y aprender, para poder experimentarse a sí misma. Es como si un bebe se diera besos para sentir el amor por sí mismo y, como cada beso se siente diferente, prueba o testea diferentes grados de intensidad o de beso para experimentar diferentes emociones. Y así el amor crece, se expresa de múltiples formas, se prueba a sí mismo añadiendo algún nuevo ingrediente como un beso más un pequeño mordisco, o un beso más un abrazo, o sólo un abrazo, o sólo una caricia… sentimos con matices. Y siempre es diferente así que ese bebe no dejará de crear nuevas maneras de dar y recibir amor para seguir ampliando su experiencia.

Dicho así hay dos modos de verlo en este momento para mí, desde el punto de vista egoísta (desde el EGO), que dice que es un bebe avaricioso que siempre quiere más, y desde el punto de vista compasivo, que ve el proceso de autoconocimiento como un dar constantemente.

Somos selectivos. Entre tanto pensamiento (creador) la conciencia pura selecciona aquellos que van a darle una experiencia más próxima a su objetivo y aparta el resto para futuras posibilidades. Así que lo que hoy te parecía ilógico, puede que mañana sea lo más lógico y lo que no te gustaba, de repente empiece a atraerte. «Nunca digas nunca» es una frase perfecta para este momento porque ¿y si el mes que viene de repente tienes la oportunidad de hacer algo increíble? ¿o te sucede algo que no entraba en tus planes? Los planes sólo sirven para crear un mapa pero lo que luego suceda va a ser totalmente imprevisible así que ¿por qué no dejarse llevar un poco?

Cuando un pensamiento emerge del subsconsciente y pasa al plano consciente, no tenemos ni idea de dónde ha venido. Nuestra mente lo cataloga automáticamente y se limita a analizar, en base a lo que hemos sentido en anteriores ocasiones, si es un pensamiento útil para actuar. Si finalmente actuamos, proyectaremos, interactuamos con lo ya creado por nosotros y el resto del mundo y las consecuencias no serán lo que imaginábamos al 100% pero te aseguro que a la conciencia pura le servirá al 100% para seguir creando y materializando. Realmente lo que opines al respecto no sirve de mucho.

Dicho así, pareciera que nuestro libre albedrío del que hablan las escrituras bíblicas no es tal. Bueno sí, dependiendo de quien lea estas palabras. Puedes ser una persona analítica (que todo lo experimenta desde la mente) y tener la sensación de que disponer de opciones para tomar un café sea tener libre albedrío. Puedes ser una persona emocional que según sienta una situación o persona elija iniciar una conversación o mantenerse en silencio. Siempre parece que tenemos algún tipo de elección, cierto, pero yo lo veo así: la conciencia pura, en el proceso de autoconocerse, propondrá infinitas opciones entre las cuales te permitirá ser consciente de unas pocas, no para que tú (mente) elija, sino para jugar… según la respuesta u opción elegida por nosotros (seres materializados de la nada que, podríamos decir, son como dedos o manos que tocan y modelan) la experiencia resultante le dará más información para seguir jugando y experimentando, sin un fin concreto de ir hacia un lado o el otro pues eso es terreno de nuestra mente limitada.

Tal vez te parezca un poco enrevesado todo, intentaré simplificarlo. Imagina un espacio vacío, imagina que ese espacio vacío tiene una intención de saber cómo es, de reconocerse, y que esa intención provoca un brillo. Esa luz le permite verse, conocer su dimensión, compararse con la oscuridad, sentirse. Imagina a ese espacio vacío teniendo nuevas intenciones que le aportan información nueva e igualmente incompleta (porque sólo le dan un dato ante el que comparar su descubrimiento anterior). Así, constantemente, ese vacío cuántico está creando cosas con las que conocerse a sí mismo. Y en ese proceso creador surge la vida, porque sin nuestras emociones ni sentidos, no podría seguir conociéndose a sí mismo. Todo lo que nos rodea es producto de la intención de conocerse a sí mismo como conciencia creadora. Y las piedras, los animales, las nubes del cielo, los seres humanos… todo es producto y herramienta. No hay tal libre albedrío pero ¡está bien ser conscientes de esto! Nos libera de cierta presión ¿no crees?

Si resulta que no tenemos el 100% de garantías de que las cosas salgan como pensamos que van a salir, ¿por qué no dejamos que el universo sea quien se encargue de todo lo posible? No digo de ser unos desastres ni de dejar de ducharnos cada día, hablo de las cosas importantes. ¿De verdad crees que el universo va a dejarte caer sin impunidad si no te sostienes por ti mismo? ¿de verdad crees que si no te sujetas a la vida, ésta va a dejarte caer? La conciencia no sabe qué es el dolor ni la alegría, por eso nos coloca en situaciones para seguir sintiendo estas emociones (y cientos más), para seguir aprendiendo y añadiendo información a ese vacío cuántico.

Nosotros (al igual que cualquier cosa que vemos con nuestros ojos), como resultado materializado y cambiante de una de esas intenciones, tenemos la misma capacidad creadora de nuestro creador pero estar en este plano de existencia nos condiciona, por eso sentimos límites (de cualquier índole), por eso sufrimos, por eso…. tantas cosas, pero la capacidad creadora está en lo más profundo del subconsciente.

¿Te das cuenta que todo a tu alrededor crece si por un tiempo dejaras de interactuar con ello? hasta las montañas, hechas de tierra y agua, cambian con el paso del tiempo. Sus componentes se funden con el contexto y el contexto afecta a su estado. Todo está cambiando. Todo se mueve. Si pudiéramos hacer una instantánea de toda la existencia en este momento necesitarías miles de años para descubrir cuánto movimiento has detenido. Cada célula, átomo, molécula…. impensable. Todo se mueve, todo está creciendo o transformándose. Tú no eres menos, y todo surgió del mismo lugar, el vacío cuántico, la conciencia pura, ese «lugar» de donde surgió la primera intención.

Por eso, cuando imaginamos, estamos creando, proyectando hacia nuestro plano de existencia. Somos parte de un pastel, y como trozos de ese pastel (y no de otro) tenemos las mismas cualidades o potencialidades que el pastel completo pero a pequeña escala. Si miráramos más hacia adentro (pues aunque seamos herramientas de esa conciencia si nos ha dado potestad para escoger a qué llevar nuestra atención), en lugar de estar sintiendo todo a nuestro alrededor como algo separado de nosotros, nos daríamos cuenta que somos un todo, a diferentes vibraciones, que somos ondas vibratorias interactuando con otras ondas vibratorias, que el universo está disfrutando con nuestras experiencias en un acto de amor inmenso. Es un bebé dándose infinitud de besos diferentes para quererse más, conocerse más, darse más.

En la filosofía hindú, purusha es la conciencia pura, ese vacío cuántico de donde surge todo. Los científicos ya la reconocen y llevan años siendo ese bebé a pequeña escala, probando posibilidades, creando contextos con los que seguir descubriendo y aprendiendo… No podemos evitarlo y es precioso. Como dicen las lenguas maternas «carne que crece, no para quieta«. Nunca dejamos de crecer, aun cuando dejemos nuestro cuerpo en nuestra vejez, la conciencia pura usará esa experiencia para seguir creando y conociéndose a sí misma. ¿No es bello todo esto? Es un acto de amor infinito.

Cuando un día fui consciente de esto, gracias a las enseñanzas del Dr. Rafael Santamaría en el curso de profesores de yoga de Prana, produjo en mí una revelación, una emoción de «ahora entiendo todo«, y vi belleza en todo lo que me rodeaba. Hasta en las malas experiencias hay belleza si eres consciente de cómo funciona el universo. La ciencia lo avala, las culturas antiguas y medicinas antiguas lo avalan. ¿Por qué no cambiar nuestra perspectiva y aceptar jugar con esta información?

Mi percepción del mundo y las relaciones han cambiado por completo así como mi reacción ante lo que me sucede. Seguiré aprendiendo y evolucionando siempre y cuando recuerde que soy una expresión del universo y que, en el fondo, sin que sea consciente, es él el que me inspira a hacer o sentir. Yo sólo debo escuchar y conectar para dejarle hacer. Todo lo que ocurra será lo que deba ocurrir.

Namasthe.

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