Cuando experimentamos en nuestra vida nos regalamos sorpresas, pero no las creamos nosotros. Somos meramente los instrumentos de nuestra inspiración y, recuerdo, que esta palabra viene de la palabra en latín «inspiratio» que viene a ser «respirado/soplado en/movido por el espíritu (divino)«. El placer de experimentar nos lleva a vivir inspirados y a no crear límites ni prejuicios.

En la escuela de arte donde estudié, mis profesores repetían mucho la frase «sed creativos con vosotros primero para poder serlo en el papel» y así muchos de nosotros practicábamos con nuestro pelo, nuestra ropa o nuestro lenguaje formas diferentes de expresarnos. Los profesores se encargaban de ir orientando esa creatividad hacia algo productivo pero habían abierto nuestra mente a las nuevas experiencias.

Anoche decidí probar algo nuevo con respecto a la comida. Fui a comprar a una tienda ecológica (a la que voy todas las semanas desde hace tiempo) que trae casi todos sus productos ecológicos de campos no más lejos de 50 km a la redonda y me encontré con que estaban vendiendo bolsas de ortiga fresca. Había oído de las propiedades de la ortiga pero nunca me atreví a cogerla yo misma y cuando la vi en la estantería pues me la llevé a casa y anoche la cociné según una receta que encontré tras buscar un rato por internet. Modifiqué algunos de sus ingredientes para adaptarla a lo que tenía en mi nevera y comenzó el proceso. El resultado, una crema de ortigas exquisita, sin picor ni molestias estomacales. A pesar de su fama irritante decidí probarlo y más si mi tienda de confianza lo ofrecía. 

Pues hoy me han tachado de extremista por poner en riesgo mi salud y por haber tomado de referencia la receta de esa página web. Quienes me conocéis sabéis que soy valiente pero prudente. No hago locuras ni pongo en riesgo mi integridad física así que la opinión que me han dado es sólo una opinión más, perfectamente válida. Tal vez esa persona ha tenido malas experiencias con las ortigas o lo que ha leído de ellas le impone respeto o conoce a alguien que ha sufrido algún efecto secundario… No tengo ni idea pero me surgen algunas preguntas al respecto: si el perejil es tóxico ¿por qué se usa para cocinar?; si el hidrógeno es un gas usado por la NASA ¿por qué lo usa Ferrán Adriá en la elaboración de sus platos?; si el tabaco es cancerígeno ¿por qué no se prohíbe fumar?; en España no nos comemos a los insectos (que yo sepa) pero México fue el país donde se consumió más insectos en 2015… En fin, hay tanto de lo que podemos debatir que las discusiones están aseguradas… si dos quieren.

Yo prefiero experimentar, por placer, y con seguridad. Y si al experimentar, me siento bien ¿por qué no voy a repetir? Si el miedo es la emoción que me dirige me perderé muchas cosas buenas de la vida que sólo se encuentran cuando no cuestionamos o juzgamos las oportunidades. Si el entusiasmo es la emoción que me dirige puede hacerme correr riesgos. Y si el amor es la emoción que me dirige todos mis atrevimientos vendrán precedidos por la seguridad (precisamente porque me aprecio mucho 🙂 ) pero sin coartar mi motivación por aprender y experimentar.

Al final, como comentaba en otros artículos, el equilibrio es clave. El equilibrio es la clave en todos los aspectos de nuestra vida en realidad. Por ejemplo, imaginaos que quiero saltar en paracaídas, sería una locura lanzarme al vacío sin más así que buscaré a aquellos profesionales que garanticen mi seguridad y pueda cumplir mi deseo. O imaginad que quiero probar uno de los platos más creativos de Dani García, pues no se me ocurriría hacerlo en mi casa sin antes haber ido a su restaurante a comprobar cantidades, aspecto y sabor y, después, tal vez, conseguir la receta de su propia mano. Y como seguramente esto no sería posible, ya me buscaría yo los ingredientes más seguros para hacer una versión casera del «plato x».

Por concluir, ¡experimenta! ¡olvídate de las opiniones ajenas! hazlo con cabeza pero experimenta, que no sea el miedo el que mueva tus actos. Infórmate y prueba cosas nuevas. Lo que alguien opine de ti es sólo su opinión y no define quién eres realmente así que atrévete, disfruta del placer de experimentar. Hazlo por ti, no para los demás, hazlo si no perjudica a terceros, si te hace crecer como persona, si te muestra nuevas perspectivas, si te hace descubrir sabores y colores nuevos, si te da libertad o te permite conocer otras culturas u otros mundos…

Disfruta el placer el experimentar. Namasthe lectores.

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