¿Qué te sucede cuando una situación te pone «entre la espada y la pared»? ¿qué emociones, pensamientos y reacciones físicas surgen? Nuestro mindset o «configuración mental» es el que determina estas respuestas al estímulo estresante.
Es una configuración que en parte «viene de fábrica» y en parte es por aprendizaje.
Veamos, todos hemos tenido etapas en las que sentimos que la vida nos reta, nos instala multitud de obstáculos o nos pone al límite y esto, a nuestra mente, le saca de sus casillas porque está diseñada para evitarnos el dolor y el sufrimiento y colapsa por saturación de frentes. Nuestras emociones están a flor de piel, nuestro cuerpo enferma, nuestras relaciones personales se contaminan y la profesión que nos da estabilidad económica peligra. Todo nuestro status quo está en riesgo y saltan las alarmas. Parece que nos crecen los enanos.
Divide y vencerás
¿Cómo hacemos que todo deje de ser caótico y vuelva a la normalidad? En primer lugar, te anticipo que ya nada volverá a ser igual pero es la mejor parte de estas experiencias. Ahora que tienes esto claro, en segundo lugar, pongámonos manos a la obra: deja de creer que las cosas deben ser de una determinada manera, suelta las riendas por un momento. Lo sé, es un acto de fe, pero créeme, funciona.
Nuestros prejuicios ante personas, objetos y situaciones nos enganchan emocionalmente. Yo siempre cuento una anécdota que me sucedió cuando, en 2010, iba a entrar justo a una conferencia que iba a dar en Alicante y aparqué el coche en batería delante de la sala de conferencias. Yo llegaba tarde y corría poniendo el ticket del parking para llegar a tiempo a mi propia conferencia cuando apareció un señor que vivía en la calle a pedirme unas monedas. Con mucho tacto me disculpé diciéndole que llegaba tarde y que no podía darle nada ahora —siempre me gustó realizar este tipo de actos impregnando de cariño mi donativo y sentía que hacerlo rápido no iba a nutrirle—. Al salir de la conferencia me encontré una gran raya en forma de espiral en el ala derecha delantera del coche. Pensé que sería obra de aquel señor indignado conmigo y me quedé observándolo durante unos instantes. Cogí mis llaves y le hice dos orejas al garabato para soltar mi frustración, rendirme al momento y fluir con lo que había sucedido. ¡Rayé mi propio coche y me provocó una buena carcajada!
Así fue, en lugar de dejarme llevar por la ira ante aquel desafortunado evento, decidí sumarme a lo absurdo de aquél acto y aportar un poco de humor. El resultado: tranquilidad absoluta. Mi mente volvió a la conferencia, a las sensaciones, las palabras, las personas… a lo positivo del día.
Dividir aquello a lo que estamos enganchados lo debilita. Si eso que nos controla es más pequeño de lo que creemos resulta que ya no tiene el mismo poder sobre nosotros. Pero para ser capaces de hacerlo hay que adiestrar a nuestra mente, demostrarle que no pasa nada, que ni las situaciones ni las personas ni los objetos son más importantes que nuestra paz y tranquilidad —palabras de Albert, mi pareja—.
Y cuando nuestra mente puede afrontar cosas pequeñas, éstas son más manejables. No nos producen ansiedad. Comprobado.
Menos es más
También funciona centrarse en un paso cada vez. Aunque ahora mismo no creas que esto sea útil porque estés queriendo flotar y nadar a la vez en medio de una tormenta, lo cierto es que soltar el control para que las cosas se pongan solas en su lugar hace que todo comience a moverse en tu beneficio. Deja de querer abordarlo todo y enfócate en una sola cosa cada vez. Dale un tiempo a cada problema por separado para que puedas ver el potencial de esa situación.
Como cuando tienes a un bebé entre tus brazos, la clave es ponerle toda tu atención. Añádele desapego —ausencia de juicio y expectativas— y podrás disfrutar del momento. La mente no siente amenazas ante algo muy concreto, es más, lo ve abordable, fácil de tratar. Es una situación fluida, carente de drama, incluso compasiva… tu mente no participará racionalizándolo porque ya no estarás en riesgo de sufrir ¿dónde está la amenaza?… Tendrás el poder de tomar acción desde la calma. Los problemas se convertirán en experiencias que transitar, como cuando estás en un tren pasando de estación en estación viendo la vida pasar sin que te afecte.
Así que nuestra configuración mental puede cambiarse. No eres así por que eres así. Eres lo que decides ser. Es un tema de elección. ¿Tomas el control de tu realidad o dejas que tu realidad te controle? Es más, el control es una palabra mental-racional, mejor preguntar ¿Sientes que creas tu realidad o que la realidad te crea a ti?
Elige cambiar tus creencias y serás capaz de crear nuevas realidades. ¿Quieres que te ayude?
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