¡Qué rabia cuando no te hacen caso! ¡y qué rabia cuando no te salen las cosas como quieres!¡y qué rabia también cuando a otros parece que les llenan de flores el camino y a ti todo te cuesta un mundo! Mecagüen la mar salada…

Vale, empecemos por el principio ¿dónde narices estás mirando? ¿a la escasez o a la abundancia? me explico un poco por si acaso.

Cuando miramos —y agradecemos— la cantidad de cosas que tenemos, vivimos y nos pasa, estamos mirando a la abundancia. Si miramos lo que tiene el otro y que nosotros no tenemos, estamos mirando la escasez. ¿Y sabéis qué es lo que estamos haciendo en cualquiera de ambas miradas? HACER MÁS REAL ESO QUE ESTAMOS MIRANDO.

Dicho claramente: estamos atrayendo eso en lo que nos fijamos. Y cómo fastidia saber que estamos haciendo mal las cosas ¿verdad? pues agradece este tirón de orejas porque cuanto antes AGRADEZCAS, antes dejas ir y, lo mejor, ¡antes llegan las cosas que si queremos!

Aunque te recuerdo que no hay cosas buenas o malas. Es nuestra mente la que les pone ese adjetivo. En consecuencia, cargamos de significado «bonito» a las cosas buenas y de significado «feo» las cosas malas. Esto es un error porque las cosas malas nos hacen evolucionar así que siendo lógicos —o masocas— ¿lo mejor no sería pasar «todo lo malo» cuanto antes para que nos lleguen las «cosas buenas» ya? realmente las cosas «malas» tienen su utilidad mira tú por dónde…

Ay, alma de cántaro, si me respondes que si a la pregunta anterior es que no lo pillas…

Primera regla de la ley de la atracción: desea algo sintiendo que ya existe.
Segunda regla de la ley de la atracción: olvídate de ello y atiende al momento presente.

La ley de la atracción que nos decía en la película «El Secreto» que teníamos que desear con todas nuestras fuerzas algo para que se materializara, no nos decía que si ese deseo venía cargadito de exigencia e impaciencia —es decir, urgencia— estábamos yendo en dirección contraria.

Para que las cosas fluyan a nuestro beneficio hay que dejar de exigir que sucedan.

Si, ya sé que no parece lógico pero es que no estoy apelando a tu lógica sino a tu intuición. Ese sexto sentido que «pre-siente las cosas»… Si lees esto desde tu mente racional ya puedes dejar de leer porque este artículo no te servirá de nada. Si lees esto desde tu parte emocional, con la mente abierta y sin juicio alguno, en tu interior SENTIRÁS que es posible que las cosas buenas sucedan… y ¡no necesitas entenderlo!¡Nop!

¿A que no entiendes cómo funciona la inteligencia artificial? pero sabes que existe y que se están haciendo robots con ella… Para creer no necesitas que tu mente participe. La exigencia es una condición de nuestra mente racional.

Seguramente la vida ya te ha demostrado a estas alturas que todo llega en el momento adecuado y que no es precisamente cuando nosotros queremos que suceda…

Si el universo tiene su propio ritmo y millones de energías sincronizadas creando lo que ven tus ojos sin fin ¿de qué narices te sirve enfadarte con él? ¿Por qué luchas y le exiges que las cosas sean de una determinada manera? ¿Qué ganas con esa actitud? ¿De verdad crees que en una actitud de lucha y resistencia las cosas van a fluir mejor?

¿Y qué gano con la actitud de agradecimiento?

Cuando exigimos estamos vibrando en una energía rígida, nos convertimos en una especie de muro. Y ante ese muro, todo lo que tiene que pasar pasará aunque tú te creas firme y fuerte. Te aseguro que las exigencias te van a pasar factura porque las fuerzas que te rodean son más fuertes que tú. Tienes la batalla perdida si la rigidez —exigencia— está en tu vida.

Sin embargo, si tu actitud es flexible y comprensiva —como los árboles o las plantas ante un tiempo retador—, aquello que te impacte tendrá menos efecto en ti. Al estar abierto/a a las experiencias, al no exigir nada y permitir que las cosas sucedan, no te aferrarás a nada y te adaptarás rápidamente a todo. Sentirás que hay multitud de opciones que elegir y que ¡cualquiera de ellas estará bien! Todo estará en armonía, aunque la sorpresa haya movido un poco el suelo. ¡Danzarás sobre el suelo móvil riéndote a carcajadas!

Esto es lo que ganas cuando cambias las exigencias por la atención plena. ARMONÍA. Aun en el peor de los escenarios, rodeado de las fieras más feroces, tu estado será armonioso, tranquilo, pacífico… y ante esa energía, ningún brote de ira o fuego se enciende, más bien se apaga. Piénsalo.

Y esto es válido tanto en el extremo del positivismo (entusiasmo) como del negacionismo (apatía)…

Imagina una cinta elástica. En un extremo está la alegría desmedida, el entusiasmo. En el otro está la apatía, la depresión, la negación de la vida. Imagina que tiras de cualquiera de los extremos ¿no sientes una fuerza opuesta que tira de ti? la fuerza opuesta nos intentará llevar al otro lado para equilibrar esa tensión. El universo es un fluir de energías creadoras y destructoras. Y ambas sirven al mismo propósito, CREAR. Porque sin ese compás de fuerzas, el equilibrio no existiría.

El ansiado equilibrio

Para terminar este artículo, quiero resaltar el valor del equilibrio. Una cualidad que está en toda la creación de este universo y que, sin él, todos los sistemas irían desmoronándose uno tras otro.

Somos un reflejo de la creación. En la filosofía ayurvédica lo menciona: somos el microcosmos del macrocosmos. Una representación a escala del universo entero.

Si el fin del universo es la creación continuada de vida ¿qué función crees que están teniendo todos los eventos climatológicos que parecen desestabilizarla? te lo ejemplifico: buscando el equilibrio. Ante un virus en el organismo, las defensas VIVAS se ponen a trabajar para limpiarlo y para ello a veces atacan a partes del cuerpo con el fin de purgar profundamente aquello que lo lastima.

Si exiges, produces rigidez (de pensamiento, físico, racional y emocional) e intransigencia. La rigidez produce ausencia de movimiento y esto, a su vez, desequilibrio, enfermedad, bloqueos energéticos.

Si dejas de exigir, produces apertura, permiso, fluidez, resiliencia (de pensamiento, físico, racional y emocional). La flexibilidad produce movimiento y esto, a su vez, vida.

CONCLUSIÓN: ELIGE LA FLEXIBILIDAD Y SUELTA LA EXIGENCIA.

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