Este pasado 18 y 19 de marzo algunos pudimos estar un poco más cerca de India. Hemma Gouri, una compañera del curso de profesores de yoga que estoy realizando, me pidió a finales de enero que le ayudara a crear una actividad para ese fin de semana donde podríamos aprender de Sri Venudas, un swami originario de Kerala que lleva 23 años en París dando clases de yoga. Ella le traía a él y se ocupaba de los gastos y yo me encargaba de la organización. Se realizó en Krsna Cuisine, un restaurante de bhakti yoga que tenemos en San Vicente del Raspeig de muy altas vibraciones con gente servicial y amorosa. Un lugar más que recomendable por su cocina, ¡los menús están riquísimos!
La experiencia, para mí, fue agradable en algunos momentos e incómoda en otros por una tortícolis en el cuello que traía desde el jueves y un resfriado, que ponían límites a mi condicionamiento físico. La parte que más agradable me resultó fue la manera de transmitir que tenía el Sri, era la tradicional, la de los hindúes de antaño contando historias y metáforas. Poco a poco nos fuimos introduciendo en las enseñanzas de Patanjali y en la filosofía védica para pasar a unas intensas asanas de hatha yoga que retaban la mente de cualquiera. En la sala habíamos profesores y alumnos con cierta práctica pero algunos venían más preparados que otros y pude disfrutar de las posturas de mis compañeros en aquellas en las que no podía sostener la mía. Simplemente, deshacía la postura y descansaba admirando a mis compañeros de sala.
También el canto del maestro me resultó embriagador. Modulaba sus cuerdas vocales con tal maestría que cerraba los ojos y me daba la sensación de estar en un templo hindú. Los mantras que cantaba y el timbre de su voz hacían preciosos esos momentos. Añado entonces la pronunciación, siendo una persona que nació en india y que desde los 3 años practicaba yoga, el conocimiento y la vocalización del sánscrito eran envidiables. La forma de hacernos aprender los nombres y sonidos de las asanas también. Hoy, de hecho, me escucho a mi misma nombrar alguna y me encanta…
Sri Venudas está actualmente dando clases en la escuela de yoga Samasthiti de París pero no ha dejado de lado ni su historia ni su cultura y pudimos sentirlo en varias ocasiones este fin de semana: como buen gurú, era amable pero estricto. No permitió ni un descanso para que bebiéramos o comiéramos y a mí en particular, esto me resultaba incómodo porque el resfriado que tenía me pedía beber agua y comer con frecuencia para mantener la energía y, de hecho, me maree sutilmente en un par de ocasiones. Sri, tampoco entendía que pidiéramos un descanso para ir al aseo entre las 4/5 horas seguidas de clase aunque en esto si cedió.
También su forma de dar las instrucciones para las posturas era peculiarmente sencilla. A pesar de que hablaba en inglés y que Hemma nos traducía todo lo que podía, se entendía bastante bien gracias a su pronunciación, muy buena, del idioma.
Una semana antes del evento ya teníamos todas las plazas cubiertas pero los últimos días se confirmaron las últimas y la noche de antes incluso se apuntó algún extra más. La sala no daba para más, fue un éxito.
Así que, aunque ya hay un antecedente porque Sri Venudas vino en octubre pasado para un fin de semana de retiro, esta es la primera vez que llegamos a llenar la sala por completo. También es la primera vez que lo organizo yo y me hace sentir plena porque mi experiencia está siendo útil para las personas que estoy encontrando en este camino. Poder invertir mi conocimiento sobre gestión de proyectos, organización y comunicación de eventos me llena de satisfacción.
¡A por el siguiente! Namasthe, hasta pronto Sri Venudas.

Foto de María Gimenez

Foto de María Gimenez

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